Hacia una adaptación al cambio climático desde un enfoque de educación ambiental

Lucy Toro

Voluntaria Climalab

Las crisis que hoy en día se están presentando, tanto a nivel social, político, cultural y ambiental son producto de varios factores, sin embargo, la dicotomía entre estos, el desconocimiento y la descontextualización que tenemos como comunidad de nuestras regiones, considero han causado un desarraigo por nuestros territorios. 

De hecho, hablando desde mi experiencia como joven que nació en un contexto rural, en donde las actividades de sustento económico están relacionadas con la explotación de los recursos naturales, puedo decir que a través de los años, la conexión y relación que se tiene entre el ambiente natural y las costumbres culturales han ido cambiando, tal vez por las mismas dinámicas de los sistemas económicos, los sistemas de producción, las necesidades que cada persona considera insatisfechas, por las razones que sea, pero han ido cambiando y esto ha ido afectando principalmente a nuestro hogar común que es el ambiente.

Actualmente, escucho con frecuencia a diferentes personas de mi comunidad decir frases como; “el clima está loco” “el verano está largo” “como ha cambiado el tiempo”, “se está cargando mucho el invierno” “ya no podemos confiarnos en el tiempo para cultivar”, entre otras expresiones que dan cuenta de un saber ancestral en cuanto al clima y sus variaciones.

Lo que resulta importante es lograr una adaptación a ese cambio climático, pues si bien éste no tiene reversa, sí se puede controlar y manejar de una manera consciente

Sin embargo, a pesar de que se tenga conciencia de los cambios ambientales, en especial en el cambio climático, las personas como es lógico continúan realizando sus actividades económicas, lo que resulta importante es lograr una adaptación a ese cambio climático, pues si bien éste no tiene reversa, sí se puede controlar y manejar de una manera consciente, responsable, trabajando y fortaleciendo el compromiso individual y colectivo de las comunidades. 

Por lo anterior, y sabiendo que la educación como práctica pedagógica, siempre será un proceso permanente y continuo, desde la educación ambiental, se lleva a las comunidades a reconocer y desarrollar aspectos como; la revisión de los valores, la formación ética y el civismo, el empoderamiento desde la participación, el fortalecimiento de la capacidad de actuar, tomar decisiones y resolver los problemas según las realidades locales, pero informándose y teniendo en cuenta las realidades nacionales. 

Asimismo, el reto hacia una adaptación al cambio climático desde el enfoque de educación ambiental, es desarrollar nuevas metodologías que ayuden a los ciudadanos a procurar más y mejores oportunidades y condiciones de equidad, justicia social, y en donde sean respetadas las posturas e intereses de las diferentes personas (hombres, mujeres, jóvenes y niños), rescatando los saberes ancestrales del territorio.